Estimado Señor Caradura:
El motivo de la presente carta es mostrarle mi malestar ante sus últimas interferencias en mi círculo de poder. Comprendo que ciertas personas como puede ser su caso, tienen muy pocos escrúpulos y es necesario dejarles bien claro los límites de la llamémosle, siendo muy generosos, “amistad”, aunque no creo que llegue a esta categoría el haber compartido algunas copas, risas y cotilleos varios.
Esta mal llamada “amistad” no le da derecho a pedir peras al olmo, ni pretender que otros le saquen las castañas del fuego. Cada palo que aguante su vela, Señor Caradura, y si todavía le queda un poco de vergüenza, regrese a su guarida y deje de dar pol saco. Sus maniobras y tejemanejes para que otros intercedan por usted no van a dar resultado, así que mantenga la compostura y muera con las botas puestas, como un hombre y no como el arrastrado que parece.
Disculpo sus intentos desesperados de salir a flote porque, según parece, no corren buenos tiempos en su barrio, y entiendo que actúe a la desesperada, pero hasta aquí hemos llegado. No quiero verme obligada a arrancarle los pelos que aún le quedan en la semi-calva que luce, porque cuando me pongo a malas, soy peor que la más mala de las chonis, como ya pudo comprobar en alguna ocasión.
Sin otro particular y esperando que este acuerdo tácito de no seguir tocando los webs sea mantenido por usted, me despido todo lo cordialmente de lo que soy capaz.
Kampanilla.
El motivo de la presente carta es mostrarle mi malestar ante sus últimas interferencias en mi círculo de poder. Comprendo que ciertas personas como puede ser su caso, tienen muy pocos escrúpulos y es necesario dejarles bien claro los límites de la llamémosle, siendo muy generosos, “amistad”, aunque no creo que llegue a esta categoría el haber compartido algunas copas, risas y cotilleos varios.
Esta mal llamada “amistad” no le da derecho a pedir peras al olmo, ni pretender que otros le saquen las castañas del fuego. Cada palo que aguante su vela, Señor Caradura, y si todavía le queda un poco de vergüenza, regrese a su guarida y deje de dar pol saco. Sus maniobras y tejemanejes para que otros intercedan por usted no van a dar resultado, así que mantenga la compostura y muera con las botas puestas, como un hombre y no como el arrastrado que parece.
Disculpo sus intentos desesperados de salir a flote porque, según parece, no corren buenos tiempos en su barrio, y entiendo que actúe a la desesperada, pero hasta aquí hemos llegado. No quiero verme obligada a arrancarle los pelos que aún le quedan en la semi-calva que luce, porque cuando me pongo a malas, soy peor que la más mala de las chonis, como ya pudo comprobar en alguna ocasión.
Sin otro particular y esperando que este acuerdo tácito de no seguir tocando los webs sea mantenido por usted, me despido todo lo cordialmente de lo que soy capaz.
Kampanilla.
3 comentarios:
Vaya! No quisiera cruzarme con ese ¿señor?...
;-)
Quien es este Señor Caradura? Tendrás que explicarte...ay que ya veo otra serie como la de La Petarda!! Comienza, comienza que yo seré fiel seguidora!,estaré enferma disfrutando con historias sobre personajes abyectos...dame mi dosis!!
Agua (disculpe la abreviatura, pero es que su nombre es muy largo): la verdad es que no tengo palabras... porque voy a empezar a blasfemar en arameo...
Sinestesia: Ya te contaré, pero nada de serial, que sería muy aburrido.
Tengo que pensar en el próximo capítulo de la petarda ummm...
Que bueno verte por aquí!
Salu2!
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