A petición de la afición, bueno, de Sinestesia, continuo, con mucho esfuerzo, reviviendo esos momentos tan trágicos de mi vida junto a la Petarda.
Antecedentes: El Chupa-chups tenía un primo, que a partir de ahora pasaré a denominar el Primo, que era un poco "canalla". El típico que cada finde se liaba con cualquiera que se le pusiera a tiro. Por lo visto, el Chupa-chups y el Primo, las habían liado pardas, y creo que las seguían liando. Evidentemente la Petarda le tenía atravesado porque era un putero, un vividor, y todo lo peor y arrastraba a la mala vida a su amorcito del alma, aunque lo que pasaba es que no quería reconocer que su novio era igual o peor. Lógicamente, deseaba con todas sus fuerzas separar a su Chupa-chups de ese ser demoniaco que era el Primo. Qué la importaba a ella que hubiesen crecido juntos y que se llevasen muy bien. Su objetivo era claro. Así que, cuando surgió la más mínima oportunidad, la aprovechó, vaya que si la aprovechó.
Prólogo: en el hospital. El Primo se había hecho daño en un pié, o algo así, momento aprovechado por la Petarda para regocijarse de lo tonto que era por haberse, creo recordar, aplastado el pié con algo que se le había caído o algo así. Entre que intentaba no prestarle mucha atención y que, afortunadamente voy olvidando sus historias ya no estoy segura de lo que le pasó, pero lo cierto es que ella estuvo unos cuantos días partiéndose de risa de la desgracia del Primo.
Evidentemente el Chupa-chups fue a visitar a su primo del alma, y ella a su vera. Inevitable la reunión de varios primos en el hospital para visitar al Primo, abrazos, besos, "cuanto hace que no nos vemos", "a ver si quedamos", lo típico en estas circunstancias, hasta que se concretó en una cena "solo de primos" promovida por el Primo. Bueno, bueno, bueno. Me la imagino roja de ira, diciendo ¿¿¿pero como que cena solo de primos??? ¡¡¡el que tenga pareja tendrá que ir con su pareja!!! Algo, que, no debieron hacer mucho caso el resto de los primos, por lo indignada que estaba, y menos aún su novio, que ya debía de estar imaginándose la juerga que se iba a pasar sin la otra dándole el tostón.
Movimiento uno: buscando alianzas. No sé si he comentado alguna vez, que su mejor amiga (a la que llamaba todos los días) estaba saliendo con el hermano de su novio; sospecho que lo de amiga empezó a raíz de empezar a salir con el hermano del Chupa-chups. Empezaron a salir con ellos casi a la vez y descubrieron el parentesco pasados varios meses; aunque ella la consideraba su amiguísima de toda la vida no creo que pasase de conocida antes de sus respectivos noviazgos. Lo cierto es que tenerla a su lado la proporcionaba un apoyo muy importante de cara a la familia del Chupa-chups, que utilizaba muy hábilmente.
La que a partir de ahora pasaré a denominar la Cuñá, era a grandes rasgos, una buena chica, risueña, muy habladora, chapada a la antigua, vamos, del estilo a la Petarda pero con mejor corazón. Lo malo es que, a veces, cuando se juntaban y se les iba la pinza, empezaban a desvariar en plan, grititos, risotadas, tonterías que solo les hacía gracia a ellas, todo muy exagerado y escandaloso; vamos que parecía que estaban borrachas, y lo que es peor, sin haber bebido una sola gota de alcohol. Encima les parecía superdivertido y consideraban que eran guays porque se lo pasaban genial sin necesidad de beber, y la realidad es que la gente flipaba y directamente pensaban que eran mongólicas y que estaban dando el espectáculo.
Movimiento dos: encargarse de la cena. Cuando llegó el momento de organizarlo todo, con el habitual caos que suele haber cuando hay que ponerse de acuerdo para estas cosas, la Petarda reaccionó enseguida y se dijo para sí misma: ¿Para qué dejar que otro lo haga? Toma la delantera, vete de guay y además de controlarlo todo, quedas como una reina al encargarte del evento. No sé como se las ingenió para lograr salirse con la suya, supongo que aprovechó el pasotismo y las horas bajas del Chupa-chups y se puso manos a la obra. Para empezar, la cena pasó a ser comida, menos riesgo de descontrol y pérdida del churri entre el furor del alcohol y la noche. Acabó de convencer a la Cuñá, que no estaba muy por meterse en líos ni forzar la situación, para ir: que sí, mujer, que al final ha dicho la prima tal, que es muy maja, que va a llevar también al novio, claro, lo normal.
Movimiento tres: remate en la comida. Pongámonos en situación (tal y como lo contó varias veces la Petarda en las sucesivas semanas tras la comida):
Entrada triunfal de la Petarda, con la Cuñá y los respectivos al lado.
Miradas de incredulidad de los primos congregados.
Mirada hacia el lugar ocupado por el Primo y exclamaciones: ¡pero, si nos dijiste que no podían venir las parejas!
¿Qué había pasado? Mientras la Petarda había movido sabiamente sus fichas, el Primo se había dedicado, inocentemente, a decir a todo el mundo que las parejas no iban, y claro, el Chupa-chups no tenía los huevos suficientes, después de todo lo que había montado la parienta, para decirle que se quedaba en casita y él se iba a la comida.
Resultado:
La mayoría de los primos rebotados con el Primo porque habían dejado a sus respectivos en casa, mientras la Petarda y la Cuñá estaban en la comida.
El Primo rebotado con el Chupa-chups por haber traído a la novia, y evidentemente con la Petarda, la Cuñá y el novio de la Cuñá, que era también su primo.
La Petarda más ancha que larga disfrutando de su victoria, más redonda de lo que hubiese imaginado y haciéndose la víctima: si me hubiesen dicho que no podía venir, pues no hubiese venido, pero después de buscar yo el restaurante y todo...
Lo que consiguió:
Que el Chupa-chups y el Primo se dejasen de hablar durante bastante tiempo y se enfriase bastante la relación.
Que el resto de los primos se enfadasen con el Primo por haberles dicho que no podían llevar a sus parejas, y dejarle fatal.
Ganar puntos con las primas que habían dejado a sus novios en casa, y de paso poner a parir, aprovechando la coyuntura y que el ambiente estaba caliente, al Primo, que ya no sabía como encajar tanta ostia.
Que no se volviese a celebrar, que yo sepa, ninguna otra comida ni cena de primos, y que ni se planteasen hacerlo sin parejas.
¡Olé sus ovarios! Nenas, esto es pa tomar nota.
Prólogo: en el hospital. El Primo se había hecho daño en un pié, o algo así, momento aprovechado por la Petarda para regocijarse de lo tonto que era por haberse, creo recordar, aplastado el pié con algo que se le había caído o algo así. Entre que intentaba no prestarle mucha atención y que, afortunadamente voy olvidando sus historias ya no estoy segura de lo que le pasó, pero lo cierto es que ella estuvo unos cuantos días partiéndose de risa de la desgracia del Primo.
Evidentemente el Chupa-chups fue a visitar a su primo del alma, y ella a su vera. Inevitable la reunión de varios primos en el hospital para visitar al Primo, abrazos, besos, "cuanto hace que no nos vemos", "a ver si quedamos", lo típico en estas circunstancias, hasta que se concretó en una cena "solo de primos" promovida por el Primo. Bueno, bueno, bueno. Me la imagino roja de ira, diciendo ¿¿¿pero como que cena solo de primos??? ¡¡¡el que tenga pareja tendrá que ir con su pareja!!! Algo, que, no debieron hacer mucho caso el resto de los primos, por lo indignada que estaba, y menos aún su novio, que ya debía de estar imaginándose la juerga que se iba a pasar sin la otra dándole el tostón.
Movimiento uno: buscando alianzas. No sé si he comentado alguna vez, que su mejor amiga (a la que llamaba todos los días) estaba saliendo con el hermano de su novio; sospecho que lo de amiga empezó a raíz de empezar a salir con el hermano del Chupa-chups. Empezaron a salir con ellos casi a la vez y descubrieron el parentesco pasados varios meses; aunque ella la consideraba su amiguísima de toda la vida no creo que pasase de conocida antes de sus respectivos noviazgos. Lo cierto es que tenerla a su lado la proporcionaba un apoyo muy importante de cara a la familia del Chupa-chups, que utilizaba muy hábilmente.
La que a partir de ahora pasaré a denominar la Cuñá, era a grandes rasgos, una buena chica, risueña, muy habladora, chapada a la antigua, vamos, del estilo a la Petarda pero con mejor corazón. Lo malo es que, a veces, cuando se juntaban y se les iba la pinza, empezaban a desvariar en plan, grititos, risotadas, tonterías que solo les hacía gracia a ellas, todo muy exagerado y escandaloso; vamos que parecía que estaban borrachas, y lo que es peor, sin haber bebido una sola gota de alcohol. Encima les parecía superdivertido y consideraban que eran guays porque se lo pasaban genial sin necesidad de beber, y la realidad es que la gente flipaba y directamente pensaban que eran mongólicas y que estaban dando el espectáculo.
El caso es que las semanas siguientes se dedicó a allanarse el camino para que todo saliera como ella quería, y para conseguirlo, empezó por comerle la cabeza a la Cuñá: que si ese (el Primo) que se ha pensado, que como es eso de que no podamos ir a la cena las parejas, yo no voy a consentir que NOS dejen fuera de la cena, que si tal prima también quería llevar a su novio COMO ES NORMAL, que si es un amargado (el Primo) y como no está con nadie por eso no quiere que vayamos las parejas, que seguro que si tuviese novia, "uno de esos putones con los que suele enrollarse", seguro que la llevaba, bla, bla, bla... Y ya de paso, cargaba contra la familia del Primo: que si son unos raros, que si nunca saludan, que nuestra suegra (madre del Chupa-chups) les pone a parir, que si nunca van a ver al abuelo...
Por su lado, el Chupa-chups tuvo que aguantar el bombardeo diario de la Petarda diciéndole lo malísimo que era su primo y que les estaba haciendo de menos a ella y a su Cuñá. Él al principio defendía a su primo, pero supongo que varias semanas sin sexo y viéndose solo y sin apoyos, al final acabó por claudicar y la dejó hacer.
Por su lado, el Chupa-chups tuvo que aguantar el bombardeo diario de la Petarda diciéndole lo malísimo que era su primo y que les estaba haciendo de menos a ella y a su Cuñá. Él al principio defendía a su primo, pero supongo que varias semanas sin sexo y viéndose solo y sin apoyos, al final acabó por claudicar y la dejó hacer.
Movimiento dos: encargarse de la cena. Cuando llegó el momento de organizarlo todo, con el habitual caos que suele haber cuando hay que ponerse de acuerdo para estas cosas, la Petarda reaccionó enseguida y se dijo para sí misma: ¿Para qué dejar que otro lo haga? Toma la delantera, vete de guay y además de controlarlo todo, quedas como una reina al encargarte del evento. No sé como se las ingenió para lograr salirse con la suya, supongo que aprovechó el pasotismo y las horas bajas del Chupa-chups y se puso manos a la obra. Para empezar, la cena pasó a ser comida, menos riesgo de descontrol y pérdida del churri entre el furor del alcohol y la noche. Acabó de convencer a la Cuñá, que no estaba muy por meterse en líos ni forzar la situación, para ir: que sí, mujer, que al final ha dicho la prima tal, que es muy maja, que va a llevar también al novio, claro, lo normal.
Movimiento tres: remate en la comida. Pongámonos en situación (tal y como lo contó varias veces la Petarda en las sucesivas semanas tras la comida):
Entrada triunfal de la Petarda, con la Cuñá y los respectivos al lado.
Miradas de incredulidad de los primos congregados.
Mirada hacia el lugar ocupado por el Primo y exclamaciones: ¡pero, si nos dijiste que no podían venir las parejas!
¿Qué había pasado? Mientras la Petarda había movido sabiamente sus fichas, el Primo se había dedicado, inocentemente, a decir a todo el mundo que las parejas no iban, y claro, el Chupa-chups no tenía los huevos suficientes, después de todo lo que había montado la parienta, para decirle que se quedaba en casita y él se iba a la comida.
Resultado:
La mayoría de los primos rebotados con el Primo porque habían dejado a sus respectivos en casa, mientras la Petarda y la Cuñá estaban en la comida.
El Primo rebotado con el Chupa-chups por haber traído a la novia, y evidentemente con la Petarda, la Cuñá y el novio de la Cuñá, que era también su primo.
La Petarda más ancha que larga disfrutando de su victoria, más redonda de lo que hubiese imaginado y haciéndose la víctima: si me hubiesen dicho que no podía venir, pues no hubiese venido, pero después de buscar yo el restaurante y todo...
Lo que consiguió:
Que el Chupa-chups y el Primo se dejasen de hablar durante bastante tiempo y se enfriase bastante la relación.
Que el resto de los primos se enfadasen con el Primo por haberles dicho que no podían llevar a sus parejas, y dejarle fatal.
Ganar puntos con las primas que habían dejado a sus novios en casa, y de paso poner a parir, aprovechando la coyuntura y que el ambiente estaba caliente, al Primo, que ya no sabía como encajar tanta ostia.
Que no se volviese a celebrar, que yo sepa, ninguna otra comida ni cena de primos, y que ni se planteasen hacerlo sin parejas.
¡Olé sus ovarios! Nenas, esto es pa tomar nota.
2 comentarios:
Ya se echaba de menos el tufillo a Petarda...que cada día hace más méritos para tener un lugar en la lista de "Viudas Negras". Y pienso yo, que tristemente algún día terminarán las historias de La Petarda debido a tu falta de contacto con ella...habrá que poner remedio! conservarás su teléfono?! jajajaja (es que estoy tan enganchada a la novela...)
Tranquila, sigo teniendo noticias de ella, aunque gracias a Dios por medio de terceras personas y no soportándola en directo. Queda rato para quedarme sin historias, lo que pasa es que me cuesta ponerme a escribirlo, recordarlo puff...
Salu2!
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