Entrevistas

Hacer entrevistas es lo peor. Y no solo por la entrevista en sí, si no por las vueltas que le doy a la cabeza después, repasando lo que he dicho, donde he podido fallar, que no le ha podido gustar al entrevistador. El otro día tuve una, de esas grupales.

El trabajo era de teleoperadora para Yoigo en un chiringuito donde la gente estaba hacinada en una sala. He trabajado antes de teleoperadora pero lo que vi allí no lo había visto en la vida, aunque estaba más limpia que la de la empresa subcontratada que cubre a Movistar. Luego nos metieron en una sala de no más de 10 metros cuadrados a 13 personas más la entrevistadora. Increíble. Rellenamos una ficha, nos presentamos y por último hicimos una prueba vendiendo un cepillo de dientes eléctrico. En principio no me salió mal.

En todo momento tenía la sensación de ¿qué hago yo aquí, en este puto agujero, con gente que apenas ha acabado la ESO? - ante todo sinceridad - Y no es que yo sea la releche. Y tampoco es que tal y como están las cosas pida la luna, y seguro que hay trabajos mucho peores, pero es desesperante. Sobre todo cuando no te llaman.

1 comentarios:

Eriwen dijo...

La cosa está muy mala yo ahora mismo trabajo en algo que no me convence que siento que acaba conmigo pero que me paga las facturas, y encima dando gacias al cielo por tener curro

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