Cuesta arriba

Llevo un par de semanas llegando al fin de semana a duras penas, arrastrándome martes, miércoles, agonizando el jueves, para sobrevivir al viernes y con ganas de que el sábado y el domingo no acaben nunca, para volver a empezar el lunes. Lo malo es que los fines de semana no han sido tranquilos precisamente. Todavía estoy esperando uno de esos, en el que pasar del sofá a la cama y de la cama al sofá, con algún momento en que comer algo a deshora, y no quitarme el pijama-chandal en tol finde, ni duchas ni nada, ¡a lo guarro!, ¡a vegetar! Y luego llegar al domingo con tal exceso de horas de sueño, que no te entra el mismo hasta las tantas, y cuando por fin logras pillar a morfeo, ven pacá cabroncete, suena el pi, pi, pi... aggggg...

1 comentarios:

Azid Phreak dijo...

Recuerda que no hay cuestas empinadas. Todo depende del lado de la pendiente desde la que estés mirando. Seguro que si miras hacia abajo verás que lo que has recorrido también tenía su dificultad y mírate ahora ahí arriba.

Lo importante es seguir andando, no pararse ni temer lo que vendrá. Todos somos capaces de seguir adelante, por muy complicada y estresante que sea la vida.

Estoy de acuerdo en que el descanso es primordial para afrontar las acometidas de la vida, así que intenta vaciar un poco la cabeza, escribe más por aquí y deja que la Tierra siga girando, pues para descansar bien lo primero que hay que hacer es olvidar por un momento los problemas.

Un consejo: Afronta la vida con optimismo y vive como si no hubiera mañana.

Ánimo!!!

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